Cuenta la leyenda que en la Calle de las piedras negras, donde los prostíbulos, borrachos, trasnochadores, buscadores de emociones, desesperados, cínicos, perdidos y encontrados, putas, traficantes, mercaderes, viajeros, ateos y libre-pensadores, amantes, curas sin sotanas, mariquitas y/o reprimidos que aqui se liberaban, bohemios y muchos más fecundaron el alma del fado, del cante grande Portugal.
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